Hoy, realizaremos un viaje corto para entrevistar a un músico de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) que en la actualidad es profesor del Conservatorio Profesional de Alcalá de Henares. Para él, una gran responsabilidad tras haber trabajado allí su maestro Vicente Toldos.
Se trata de un profesional muy activo, que no hace las cosas por inercia, con iniciativa y ganas. Un activo muy importante aquí en la comunidad de Madrid.
De nuestro entrevistado cabe destacar, aparte de su fantástico trabajo como profesor, que formó parte de las generaciones que vinieron de fuera a estudiar al Superior de Madrid con Miján y que hoy son profesores de conservatorio por toda nuestra geografía y que como músico y solista , ha participado en proyectos realmente interesantes.
Hoy, SaxRules.com Juan Florencio Casas.
SaxRules: ¿Cómo apareció el saxofón en tu vida?
Juan: Pues ocurrió en un lugar de La Mancha cuyo nombre es Miguel Esteban (Toledo).Tenía 11 años y fue gracias a mi padre, quien me sugirió que probara a ir a las clases de música de la “Academia” de la banda del pueblo en vez de estar toda la tarde jugando al balón y zanganeando con mis amigos (qué tiempos aquellos en los que los niños jugábamos en la calle).

Recuerdo que, de entrada, no me entusiasmó mucho la idea, pero tengo que decir que desde la primera clase me sedujo bastante aquel nuevo mundo que se abrió ante mí.
En la Academia solían adjudicar los instrumentos a los educandos en función de las necesidades de plantilla y de los instrumentos disponibles. El caso es que, tras haber estudiado solfeo durante varios meses, llegó el ansiado momento de que me asignaran un instrumento, encasquetándome un saxo tenor plateado de marca Cleyton lleno de abolladuras, pero con el que me fui a mi casa más contento que unas castañuelas.
En resumidas cuentas, el saxofón llegó a mi vida de una manera un tanto casual, como podía haber llegado el clarinete, el bombardino…
SaxRules: Háblanos de tu formación inicial musical hasta finalizar grado medio.
Juan: Como ya te he comentado antes, mis primeros pasos en la música se dieron en la banda del pueblo, de la mano del Maestro Juan Lara. Juan era clarinetista y el director de la banda, y además profesor de Lenguaje Musical, saxofón, metales, percusión…¡y de lo que hiciera falta!
Con Juan recibíamos clase todos las tardes de lunes a viernes…¡teniendo sólo un día para preparar la lección! La verdad es que, ahora que lo pienso, alucino con el sistema de Juan, ya que a lo largo de mi carrera no he visto un sistema de enseñanza-aprendizaje tan intensivo y eficaz: en tan solo un año (o año y medio como mucho) era capaz de hacer que cualquier chaval o chavala, sin conocimientos previos, aprendiera el lenguaje musical y las destrezas necesarias con el instrumento para poder tocar todo tipo de repertorio con la banda.
Así que no quisiera pasar la oportunidad que me brindas con esta entrevista para alabar y agradecer la labor que, en un entorno rural como en el que yo me crié, han realizado todos esos maestros de banda, muchas veces hecha de manera altruista y en su tiempo libre, como en el caso de Juan. Gracias a gente como Juan Lara, muchos chavales «de pueblo» tuvimos la gran suerte de que la música entrará en nuestras vidas.
Al año siguiente, cuando tenía 12 añitos, ocurrió el hecho más determinante de toda mi formación como saxofonista, que fue conocer a Vicente Toldos. Estoy seguro de que si soy saxofonista es gracias a él, y es que recuerdo perfectamente aquel primer momento en el que escuché y vi tocar a Vicente, quedándome en shock. Cualquiera que haya conocido a Vicente sabe de lo que hablo: su espontaneidad y facilidad tocando, su gran sensibilidad auditiva, su intuitivo fraseo, su increíble vibrato…y mil detalles más. A todo ello, habría que unir una manera de enseñar con una exigencia muy alta y, que al mismo tiempo, te hacía desear que pasara la semana cuanto antes para volver a dar clase. Todo esto hizo que ya no hubiera vuelta atrás y que lo tuviera clarísimo: ¡Yo de mayor quería ser como este tío!

Estuve aprendiendo y estudiando con Vicente durante 6 años en la Escuela de Música de Quintanar de la Orden y posteriormente en varios cursos de verano. Le estaré eternamente agradecido por despertar mi vocación musical y servirme de inspiración.
Cuando cumplí 14 años, mi familia y yo nos mudamos a Alcázar de San Juan, coincidiendo mi ingreso en el conservatorio de allí con el paso de EGB al instituto. En la etapa del Conservatorio de Alcázar que, por otro lado, seguía compaginando con las clases de Vicente, conocí a varios profesores de saxofón. De todos los profesores que tuve allí guardo un gran recuerdo de Miguel Torres, que fue con el que más tiempo estuve. Fue un profesor muy entrañable y excelente pedagogo que supo crear un magnífico ambiente de estudio y compañerismo en el aula de Saxofón. Fruto de ese ambiente tan sensacional en el conservatorio fue el nacimiento, en 1995, del Cuarteto de saxofones Atenay , formado en sus inicios por mis compañeros Javier Sánchez, Luis Ortiz, Marta Abengózar y servidor.
Por otro lado, durante esta etapa y los años de estudios superiores fui miembro de la Banda Municipal de Alcázar, agrupación en la que conocí a auténticos musicazos, como Álvaro Octavio o Edu Alaminos, y entrañables compañeros de cuerda, como Emilio Lillo y Manolo Campo. Desde mi punto de vista creo que hay pocas actividades, por no decir ninguna, como tocar en una banda de música. Lo digo en el sentido de que no conozco ninguna actividad en la haya un grupo de personas tan heterogéneo (estudiantes, aficionados, profesionales de la música o cualquier otro oficio, niños, adultos, ancianos, etc.) que compartan una misma pasión e interactúen de una manera tan enriquecedora. Considero que mi paso por la banda me aportó muchísimo a nivel formativo y personal.
SaxRules: Háblanos de tu paso por el Conservatorio Superior de Madrid.
Juan: Una vez concluidos mis estudios de Grado Medio, ingresé en septiembre de 1999 en la Cátedra de Manuel Miján, profesor con el que estuve trabajando de manera previa en varios cursillos de verano y luego en el conservatorio durante los dos cursos de rigor (7º y 8º). Fue un periodo muy importante para mí, en el que Manuel nos brindó la posibilidad de conocer y trabajar con figuras como J. M. Londeix o J. M. Goury, encontrándome además con profesores muy buenos en diversas asignaturas y coincidiendo con compañeros geniales, de los que guardo muy buenos recuerdos.

Aun así, tengo que confesarte que de esta etapa tengo una sensación agridulce en lo saxofonístico.
Manuel Miján era un referente del saxofón en España y siempre contará con mi admiración como saxofonista. Por un lado, recuerdo que, como no puede ser de otra manera tratándose de un conservatorio superior, Manuel nos metía mucha caña, con unos niveles altísimos de compromiso, rigor interpretativo y exigencia técnica. Pero, por otro lado, sin entrar en detalles que no hay por qué comentar, de manera progresiva fui notando que tanto en el plano musical como en el extramusical la cosa no terminaba de fluir del todo. En sus clases había un margen de maniobra muy estrecho en cuestiones de interpretación, lo cual generaba en mí demasiada tensión física tocando, dudas en mis capacidades y la sensación de no poder expresarme personalmente con el saxofón: muchas veces tenía la percepción de “tocar con las manos atadas”. De hecho, cuando terminé mis estudios superiores tuve la impresión de que tocaba peor que cuando los empecé. No obstante, tengo que decir que el trato de Manuel hacia mí fue en general respetuoso y creo que el haberlo tenido como profesor me hizo madurar, curtirme y aumentar mi resiliencia como músico. Como dice el refrán: “lo que no te mata te hace más fuerte”.
Como ya sabes, Rafa, en esta carrera tan larga, en la que nunca dejas de aprender, terminar tus estudios superiores no te garantiza que hayas terminado de formarte. Así que con el fin de seguir aprendiendo y ampliar repertorio, mis compañeros de cuarteto y yo organizamos durante varios años un seminario de saxofón. Las clases se impartían una vez al mes en la Escuela de Música de Villacañas (Toledo) y pasamos por ellas saxofonistas de diferentes partes de España. El primer año los profesores fueron Jesús Librado y Vicente Toldos. A partir del segundo año nuestro profesor fue Andrés Gomis, con el cual nos centramos en trabajar y profundizar en el repertorio contemporáneo del saxofón.
SaxRules: Has sido miembro del cuarteto y ensemble Atenay. Háblanos de estas agrupaciones y si es posible, cuéntanos algunas anécdotas que podrían haber surgido en estas formaciones tan activas.
Juan: Tanto con el Cuarteto de Saxofones como con el Chamber Ensemble Atenay he disfrutado muchísimo. Ha sido una formación en la que, junto con Javier Sánchez, hemos sido las dos personas que hemos tenido la suerte de ser miembros fundadores y llegar hasta el final de sus días. Como a veces pasa, lo que empezó siendo un cuarteto de compañeros de estudios con el tiempo terminó profesionalizándose, cambiando de miembros y ampliando la “familia” con pianistas, percusionistas, bailarines, actores, ¡¡¡y hasta un locutor de radio!!! A lo largo de sus diferentes épocas y proyectos han pasado por Atenay músicos y amigos a los que admiro y estimo profundamente, entre los que puedo destacar a saxofonistas como Javier Alberca, Jaime Manzano, Miguel A. Lorente, Sergio Albacete, David Sánchez, Víctor Mansilla, Pedro Pablo Cámara o Vicente Toldos (como director), o percusionistas como Antonio Domingo y pianistas como Eusebio Fernández-Villacañas.
Lo que más me gustaba de Atenay, aparte de las risas, comidas, cenas y mogollón de anécdotas que hemos tenido a lo largo de los más de 18 años de andadura y casi 300 conciertos, es la cantidad de propuestas tan especiales y creativas que surgieron. Por supuesto que con el cuarteto trabajamos e hicimos conciertos con el repertorio habitual para esta formación: Glazounov, Pierné, Donatoni… y transcripciones de todo tipo. Pero lo que hacía especial a esta formación es que llevó todo tipo de música con saxofones a todo tipo de público, haciendo varias giras con performances músico-teatrales en las que además de música, había sitio para el cine: Música en 35 mm, el teatro y la poesía: Imágenes y vientos para Don Quijote, la danza: Paso y compás en 35 mm, o incluso un programa de radio-fórmula con música en directo: Cuéntame cómo sonó.

Otra faceta de Atenay, de la que estoy muy orgulloso y satisfecho, es la divulgativa y didáctica. En los últimos años de la formación retomamos el formato de cuarteto, haciendo varias giras por Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León. En ellas miles de escolares pudieron ver el espectáculo Con cierto desconcierto. Era un concierto en el que, además de que los niños conocieran diferentes tipos de saxofones y estilos musicales, había mucho humor, interacción con el público, y se transmitían contenidos transversales como el respeto a la diversidad.

En uno de esos conciertos didácticos estuvo presente uno de los responsables del programa de televisión de divulgación musical El Club de Pizzicato, emitido en la 2 de TVE. Le entusiasmó tanto el formato y contenido de lo que vio que nos propuso hacer uno de los programas de la temporada, basado en su totalidad en nuestro espectáculo.
SaxRules: Eres profesor en el Conservatorio Profesional de Alcalá de Henares. Haz balance de tu faceta docente.
Juan: Mis comienzos como profesor de saxofón coincidieron con mi último curso en el superior, cuando tenía 20 años.
Ahora que echo la vista atrás, y con la experiencia que dan los años, creo que empecé demasiado joven, estando quizá algo «verde» para ejercer de profesor. El hecho de empezar tan pronto como profesor hoy en día puede parecer sorprendente, pero en aquellos años era algo habitual que mientras estudiabas superior te llamaran de alguna escuela de música o algún conservatorio público para ofrecerte una jornada a tiempo parcial (y a veces a tiempo completo). ¡Qué contraste con lo que pasa actualmente! ¿Verdad?
Eran otros tiempos, y ahora me entristece mucho ver cómo saxofonistas con una formación flipante (con estudios de grado y postgrado en conservatorios de prestigio internacional, varios másteres, premios en concursos, etc.) se las ven y se las desean para empezar a trabajar como profesores.
En cuanto a mi evolución como profesor de Saxofón, puedo decir que con los años me he ido desprendiendo de ciertos patrones y conductas producidas por la inercia, la necesidad de repetir las mismas rutinas que experimentamos en su día como alumnos, y esa tendencia de pensar “más vale lo malo conocido…” A ello ha contribuido, por un lado, el fructífero año que estuve estudiando en la Escuela de Música Creativa de Madrid. Allí aprendí muchísimas cosas nuevas y adquirí un montón de herramientas para aplicarlas en clase. Por otro lado, está la observación de que hay cosas que hoy en día ya no funcionan con el alumnado. Por ejemplo, te puedo contar que llevo varios años en los que he desterrado esa manera mecánica de trabajar y exigir a todos mis alumnos un «menú del día» que constaba de escalas en todos los tonos, arpegios, terceras, cuartas, articulaciones, etc.
Me costó unos cuantos años, pero finalmente llegué a la conclusión de que el tiempo empleado en hacer todo ese ingente trabajo no repercutía tan positivamente como yo creía. Por supuesto que hay que trabajar técnica, pero creo que ésta debe estar enfocada y adaptada de una manera más concreta al perfil del alumno y repertorio a trabajar (no creo en el “café para todos”). Por otro lado, todo aquello requería de un tiempo valiosísimo de clase, que ahora puedo emplear en ampliar la mirada y trabajar otros repertorios y músicas bien interesantes que se suelen dejar de lado, tocar más con play-along, trabajar la improvisación, el oído musical, la repentización, la memoria, etc. Creo que ha sido un acierto, pues puedo afirmar que, desde que trabajo de esta manera, noto que mis alumnos vienen más felices y motivados a clase, menos agobiados y para nada tocan peor que los de épocas anteriores, cuando les “freía” a escalas.
Dicho esto, si te parece te comento cómo ha sido mi periplo como profe de Saxofón.
Mi primer trabajo como profesor de Saxofón lo tuve en el Conservatorio Elemental de Valdepeñas (Ciudad Real). Comencé a trabajar allí en enero de 2001. Era un centro con un entorno muy familiar, con unos alumnos majísimos y súper entregados, con los que pude crear un pequeño ensemble que funcionaba muy bien. Tengo que decir que estuve muy a gusto allí. Como era un trabajo a tiempo parcial, durante los años siguientes lo pude compaginar con una interinidad en el Conservatorio de Ciudad Real, además de diferentes escuelas de música municipales de Castilla- La Mancha, hasta 2008, que fue el año en el que aprobé la oposición en la Comunidad de Madrid.
De las diferentes escuelas de música en las que he trabajado, me gustaría destacar la de Villacañas por su proyecto educativo, que era muy innovador y creativo. Fui profesor allí durante 4 años y fue una experiencia muy interesante, con un claustro muy implicado, en el que estaba Antonio Domingo a la cabeza y como alma mater de una manera de entender la educación musical de la que deberían tomar nota en no pocos conservatorios.
Como te decía anteriormente, a partir de 2008 empecé mi andadura como profesor de Saxofón en Madrid, en concreto en el CPM «Victoria de los Ángeles«, trabajando durante 11 años allí como profe de Saxofón y Música de Cámara. No hace falta que te cuente mucho de este conservatorio porque lo conoces bien, ¿no, Rafa? 😅
Para el que no lo conozca, puedo decir que este conservatorio profesional, además de tener un claustro de profesores estupendo, es quizá el que mejores medios tiene de toda la Comunidad de Madrid. Por ejemplo, dispone de un magnífico auditorio con técnicos de luces y sonido. Además hay algo que lo hace muy especial, que es el hecho de compartir edificio con el Conservatorio Profesional de Danza «Carmen Amaya». Esto hace posible la colaboración de dos disciplinas que se complementan a la perfección, como son la música y la danza. Para mí fue maravilloso que alumnos y profesores pudiéramos involucrarnos y disfrutar tanto en diferentes proyectos de colaboración con la gente de danza. Realizamos unos montajes realmente espectaculares con todo tipo de músicas: clásica, flamenco, tango, musicales, música electrónica…
Después de mi paso por el “Victoria” estuve durante un curso en el Centro Integrado “Federico Moreno Torroba”, también en la ciudad de Madrid. Es un centro con un potencial tremendo, pues el hecho de que las enseñanzas de secundaria y bachiller puedan estar integradas con las de grado profesional de música conlleva que estos alumnos puedan disponer de más tiempo para el estudio, quedar por las tardes con los compañeros para ensayar, poder descansar o tener tiempo para otras actividades. Así que desde aquí animo a la Administración a que se fomente la creación de este tipo de centros educativos
Y ya llegamos al final de mi recorrido como profesor.
Después de estar “solo” 11 años en expectativa de destino (esto sólo pasa en Madrid :)) desde el curso pasado por fin tengo destino definitivo, en el Conservatorio de Alcalá de Henares. Creo que acabar en el centro en el que ha estado de profesor tantos años Vicente Toldos, mi profesor de toda la vida, y heredar su clase, no deja de ser una de esas felices casualidades que te regala la vida. Es como si se cerrara una especie de círculo que empezó con aquel chaval que de mayor quería ser igual que su profesor.
SaxRules: ¿Tu momento musical más dulce?
Juan: ¡Qué difícil escoger sólo uno! La verdad es que hay muchos, y si me permites me voy a quedar con dos que fueron muy bonitos para mí como intérprete.
Uno de ellos fue cuando interpreté el Concerto de Glazounov con orquesta de cuerdas, en el auditorio de Miguel Esteban, el pueblo donde me crie y a escasos metros de donde estaba la “Academia” donde di mis primeros pasos en la música. Toqué con la Orquesta “La Mancha”, que era una “orquesta de bolo” que estaba formada por músicos de diferentes orquestas de Madrid: ONE, ORTVE y Sinfónica de Madrid (¡el concertino de la orquesta en aquel concierto fue nada menos que Ara Malikian!). Este concierto formó parte de una gira que la orquesta hizo por Castilla-La Mancha, en la que tocamos como solistas varios jóvenes músicos de la región. Ni que decir tiene que fue todo un lujazo tocar acompañado por todos esos grandes músicos.
El otro momento que recuerdo con especial cariño ocurrió durante mi participación en un encuentro de la JONDE, en Berlín. Como broche final del encuentro, dimos un concierto en la mítica Philharmonie de Berlín en el que se interpretaron obras de Hindemith, Wagner y Ravel. El programa lo tocamos bien, creo que gustó mucho, el público aplaudió…ya sabes. Pero no fue hasta el momento de los bises cuando la reacción del público fue espectacular, y te explico por qué: tocamos de bises los pasodobles Suspiros de España y Amparito Roca, y resultó que gran parte del público estaba formado por aquellos españoles que emigraron a Alemania durante los años 60 y 70 en busca de oportunidades, y claro…¡la morriña que le entró al «respetable» fue tremenda! Muchas personas vinieron después del concierto a darnos la enhorabuena muy emocionados: el que no venía llorando venía con los ojos vidriosos o con un nudo en la garganta. Creo que este tipo de cosas son las que hacen que te des cuenta del poder que tiene la música sobre nosotros, y como es capaz, en ciertos momentos, de cogerte de la pechera y llevarte emocionalmente hacia donde ella quiera.
SaxRules:¿Set-up?
Juan:
-Saxo soprano: Yamaha Custom EX, boquilla Selmer Concept y cañas Legere del 3 1⁄2.
–Saxo alto: Yanagisawa WO30, boquilla Playnick LM2 y cañas Legere del 3 ¾.
–Saxo tenor: Selmer S.II, boquilla Selmer Concept y cañas D’addario del 3+.
–Saxo barítono: No tengo (en mi casa hay poco espacio 😅), así que toco el que haya disponible en el conservatorio. Uso boquilla Vandoren B25, y cañas Vandoren del 3 ½.
SaxRules: Nombra a las 5 personas que más te han inspirado a nivel musical/personal.
Juan:
-En primer lugar mis padres, por animarme, ayudarme y poner todos los medios posibles para que pudiera estudiar música. Sin su apoyo todo lo que te he contado no hubiera sido posible.
-En segundo lugar, nombraría sin dudarlo al mejor profesor que he tenido, que es mi admirado Vicente Toldos.
-En tercer lugar, mencionaré a un saxofonista que me encanta y que me ha acompañado siempre en los cientos de solitarios viajes que he hecho en coche. Se trata de Stan Getz, para mí el mejor saxofonista de la historia, con un sonido inconfundible, un fraseo mágico y un estilazo tocando que te encandila desde la primera nota. Un músico para escuchar toda su discografía en bucle.
-En cuarto lugar y fuera del ámbito del saxofón, Luis Ángel de Benito, profesor de análisis, divulgador musical y locutor de Radio Clásica. A Luis Ángel lo conocí hace ya unos cuantos años en los cursos de análisis musical de la Universidad Menéndez Pelayo y, desde entonces, soy fan suyo. Luis Ángel posee una vastísima cultura, una manera de comunicar, de entender y sentir la música que me encanta, que además trasciende las “tecniquerías” de las que a veces nos cuesta salir a los músicos y que no nos dejan ver más allá de lo que nos ofrece la partitura. Es una pena que ya no se emitan sus fantásticos programas en Radio Clásica. Estos programas son Música y significado y El diván y la cábala (por si alguien quiere escucharlo en formato podcast).
Y por último, me gustaría nombrar a un colectivo, que es el de todas las nuevas generaciones de saxofonistas jóvenes de este país, que vienen arreando y de qué manera, y que son los que hacen que me ponga las pilas y no baje la guardia. En este colectivo por supuesto incluyo a numerosos/as alumnos/as que he ido teniendo a lo largo de mi trayectoria como profesor: tanto los que han concluido sus estudios de grado profesional como los que no. Gracias a ellos/as no he parado de aprender, motivarme y en definitiva sentirme muy afortunado. Creo sinceramente que los chicos y chicas con los que tenemos la suerte de trabajar en nuestros conservatorios es lo que verdaderamente hace que nuestra profesión sea algo maravilloso.
SaxRules: Próximos proyectos.
Juan: Pues seguir disfrutando de mi trabajo y por otro lado, aprovechando el hecho de que mis dos hijas ya se van haciendo mayores y tendré un poquito más de tiempo, para el curso próximo me animaré a seguir aprendiendo un poquito más. Así que estudiaré un Máster en Estudios Artísticos, Literarios y de la Cultura, ofertado por la UAM. Como su nombre sugiere, se trata de un máster con un contenido que combina lo artístico con lo humanístico, con una mirada interesante a todo lo que tiene que ver con la música en particular y la cultura en general.